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OPINIÓN

22 de septiembre de 2016

Seguimos esperando que se cumpla la ordenanza de celiaquía

En noviembre del año pasado el Concejo Deliberante nos dio la enorme alegría de votar, por unanimidad, la reforma a la ordenanza 4010/10 promoviendo la multiplicación de menús y alimentos libres de gluten en los establecimientos comerciales del partido de Ramallo.

Se trató de un proyecto que databa del año 2010, original del concejal Silvio Gaeto que fue reformado por la concejal Marcela Isarra luego de generar varios encuentros y charlas de los que participaron concejales, personas celíacas y sus familias.

Lo que inicialmente vivimos con alegría, como un avance en el camino hacia la inclusión, se fue diluyendo en el tiempo quedando reducido a una mera recopilación de buenas intenciones que quedaron escritas en un papel que hoy descansan en algún cajón municipal.

Como papás de una niña celíaca, que tiene dos años, que es completamente sana y vital llevando una estricta dieta libre de gluten, nos esforzamos en transformar su realidad para que pueda crecer en una sociedad donde no le sea una tarea imposible conseguir un alimento libre de gluten.

Para aquellos que no han escuchado hablar de la celiaquía se trata de una intolerancia permanente, como una alergia, a un conjunto de proteínas llamadas gluten que se encuentran presentes en Trigo, Avena, Cebada y Centeno y en todos los derivados de estos alimentos.

La celiaquía no tiene un tratamiento medicamentoso, aquella persona con esta condición debe realizar una dieta estricta y de por vida libre de gluten. Para eso es necesario que todos los alimentos y medicamentos que ingiera sean libres de esta proteína. En Argentina 1 de cada 100 personas es celíaca y esa cifra aumenta a 1 de cada 80 en los niños.

La ordenanza de la que hablamos, que fue aprobada el año pasado por UNANIMIDAD del Concejo Deliberante, justamente apuntaba a promover que los comercios tengan y ofrezcan productos libres de TACC. Expresamente abarcaba a “restaurantes, bares, casas de comida, confiterías, autoservicios, bares de estaciones de servicios, servicios de lunch o catering, hoteles y alojamientos con servicio gastronómico y todo otro establecimiento donde se produzcan y/o comercialicen alimentos o comidas elaboradas”.

La misma dejaba exentos aquellos locales en los que producen alimentos con alto contenido de gluten y establecía específicamente que las heladerías deberían ofrecer una diversidad de al menos 4 sabores libres de gluten.
Como contrapartida, premiaba a aquellos establecimientos que ofrecieran más de un menú libre de TACC con un descuento del 50% en la Tasa de Seguridad e Higiene. 

El espíritu de aquella norma iba en el mismo sentido de la ley nacional que fue promulgada en noviembre del 2015 y que estableció que las cárceles, los establecimientos sanitarios con internación, los lugares de residencia y/o convivencia temporal o permanente ofrezcan servicio de alimentos, los comedores y kioscos de instituciones de enseñanza, las empresas de transporte aéreo, terrestre y acuático que ofrezcan servicio de alimentos a bordo, los restaurantes y bares, los kioscos y concesionarios de alimentos de las terminales, los paradores de transporte y los locales de comida rápida “deben ofrecer al menos una opción de alimentos o un menú libre de gluten (sin TACC) que cumpla con las condiciones de manufactura y los requerimientos nutricionales por porción, que certifique la autoridad de aplicación”.

Pese a que contamos con los instrumentos legales, hasta hoy no hemos encontrado interés por parte del Estado municipal en desempolvar esta ordenanza y ponerla en práctica.

No estamos pidiendo imposibles. Batallamos porque sabemos de la necesidad de generar una sociedad que esté preparada para atender estas situaciones, donde existan opciones PARA TODOS. Queremos comprar los alimentos como lo hace cualquier otro vecino en un supermercado, deseamos que cuando nuestra hija crezca pueda correr al kiosco de la esquina y comprar un alfajor o un chocolate que no le haga daño y esperamos algún día llevarla a cualquier heladería donde existan opciones aptas.

Sabemos que no es imposible y que hay otros tantos que desean lo mismo que nosotros. Esperamos que se pongan en funcionamiento todos los mecanismos que tiene el Estado para hacer cumplir una norma que en poco tiempo cumplirá un año de archivada.

Estefanía Correa y Christian Fabrizzi.

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