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11 de junio de 2025

Víctor Hugo Molinari: El maestro que forjó un legado eterno

Con 95 años, falleció un pilar de la educación y la comunidad ramallense, dejando tras de sí un camino de inspiración, compromiso y amor por el progreso. Su vida, marcada por la pasión docente y el liderazgo visionario, sigue resonando en el corazón de quienes lo conocieron.

 La ciudad de Ramallo despidió con profunda tristeza y un respeto inmenso a Víctor Hugo Molinari, el maestro, director y líder que, a sus 95 años, dejó un legado imborrable en la educación y el desarrollo local. Su partida, ocurrida en las últimas horas, marcó un momento de duelo colectivo, pero también de celebración por una vida dedicada a construir puentes, derribar barreras y proyectar un futuro mejor para su comunidad.


Molinari no fue solo un educador; fue un visionario que entendió el poder transformador de la educación mucho antes de que el término “innovación” se pusiera de moda. Como director de las escuelas N° 2 y N° 3, y primer director del Instituto Secundario Ramallo, Molinari sembró las semillas de un sistema educativo inclusivo y accesible, permitiendo que generaciones de ramallenses pudieran estudiar sin necesidad de emigrar a ciudades vecinas, como San Pedro.

Su trabajo incansable en el Instituto Ramallo, donde dejó una huella imborrable, fue mucho más que una labor administrativa: fue un compromiso con el futuro. “La educación es el faro que ilumina el camino de una comunidad”, solía decir, y vivió cada día de su vida para hacer realidad esa convicción.


El Instituto Ramallo, permitió a los jóvenes ramallenses acceder a una educación secundaria de calidad, un sueño que Molinari ayudó a materializar desde sus inicios en el edificio de la Sociedad Italiana.


Pero su influencia trascendió las aulas. En el Centro de Comercio de Ramallo, Molinari fue un motor de desarrollo, participando activamente en iniciativas que impulsaron el crecimiento económico y social de la región. Su visión estratégica y su capacidad para unir esfuerzos lo convirtieron en un referente indiscutido, alguien que no solo identificaba problemas, sino que construía soluciones con una determinación inquebrantable.


Integrante de la célebre peña Horno Viejo, un espacio que marcó una época en la historia cultural y social de Ramallo, Molinari también dejó su impronta en la vida comunitaria. Allí, entre charlas, risas y reflexiones, ayudó a tejer los lazos que fortalecieron el sentido de pertenencia de los ramallenses. Su pasión por las historias locales lo llevó a plasmarlas en tres libros, el último de ellos, ¡Son rachas!, presentado en 2021 en el Ramallo Club de Pelota. En esa obra, narró con nostalgia y precisión la vida alrededor de la cancha de pelota a paleta, un lugar emblemático donde se forjaron amistades y desafíos que aún resuenan en la memoria colectiva.


Su vida personal estuvo tan llena de amor como su vida pública. A muy joven edad, Víctor Hugo se casó con Olga Torello, su gran amor y compañera inseparable, con quien compartió no solo el hogar, sino también la vocación docente. Juntos, en el paraje rural de Matarazzo, dirigieron la Escuela N° 20, enfrentando las adversidades de la vida rural con una dedicación que aún hoy es recordada por las familias de la zona. De su unión nacieron tres hijos –Gilberto, Fernando y Pablo–, quienes, junto a sus nietos, fueron testigos de un hombre que vivía para su familia. Olga, fallecida hace algunos años, fue su pilar y su musa, y su memoria permaneció siempre viva en el corazón de Víctor Hugo.


La despedida a Molinari fue un reflejo de su impacto. La comunidad educativa del Instituto Ramallo organizó un conmovedor pasillo humano en la puerta del colegio, donde alumnos, profesores y personal no docente se reunieron para rendirle homenaje. Con lágrimas y un silencio cargado de admiración, el cortejo fúnebre pasó frente a la institución que él ayudó a construir, un gesto que simbolizó el respeto y el cariño que Ramallo le profesaba.

“Se fue un líder, un hombre que no supo de barreras a la hora de lograr objetivos para la comunidad”, expresó uno de los presentes, resumiendo el sentir de muchos.


Víctor Hugo Molinari, nacido el 30 de agosto de 1929, fue el mayor de tres hermanos en una familia humilde pero unida, junto a Marita Molinari y Héctor “Pichi”. Su trayectoria, desde sus inicios como maestro rural en 1947 hasta su rol como autor y referente comunitario, es la historia de un hombre que siempre tuvo un norte claro. A sus 95 años, su partida deja un vacío, pero también un legado que seguirá inspirando a las generaciones futuras.


Hoy, Ramallo llora a su maestro. 

La vida de Víctor Hugo Molinari fue de compromiso, amor y un inquebrantable deseo de dejar el mundo mejor de lo que lo encontró.

 

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