14 de diciembre de 2014
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La final del Clausura termino con un escándalo lamentable
Lo que parecía iba a ser una fiesta del fútbol nicoleño culminó con un escándalo triste, lamentable. Se jugaba el partido decisivo del Torneo “Miguel Calleia” entre Regatas (33) y Gral. Rojo (31), más de mil quinientas personas en las tribunas entre las dos hinchadas, en cancha de Rojo, una fiesta. Ganaba Regatas 1 a 0 con un gol extraordinario de Varas a los 18´del primer tiempo. Rojo que hasta el gol había jugado mejor, se quedó sin juego, sin ideas, y Regatas tenía una tarde relativamente tranquila, el local necesitaba dos goles para ser campeón, ya que con el empate se consagraba el equipo de Leo Lima. Walter Mansilla, no tuvo un buen arbitraje, y dentro de ese contexto el más perjudicado fue Regatas. Pero a pesar de haber expulsado a Zárate a los 18´del segundo tiempo por pisotón a Romero, todo Regatas reclamo porque entendían que la falta no existió, fue del lado opuesto de donde estábamos, algunos colegas señalaban que la falta existió, parecía hasta ese final bochornoso no haber tenido influencia en el resultado. Pero a los 28´ con Rojo jugando muy mal, llegó el empate de Aranda, el gol animó a los locales que sin demasiada claridad fueron en busca de la ventaja que necesitaban para ser campeón. Mansilla obvio en ese tramo final, al menos tres amarillas para jugadores de Gral. Rojo, esas decisiones, algunas faltas en ataque cobradas a Velando en el primer tiempo, que no existieron, más la expulsión de Zárate, tenían a la gente de Regatas con la sensación de que estaban siendo perjudicados. El árbitro nunca señalo el descuento, la gente del banco de Regatas manifestó, y algunos colegas borde de campo de radio lo corroboran, que Mansilla les dijo adicione 4´. Cuando se jugada 49´,50” con Regatas pidiendo desesperadamente la hora, Rojo fue sobre la valla de Costa, Eugenio Sabedra metió la cabeza, el diablo metió la cola, la pelota termino en la red, el gol lo consagraba campeón al equipo de Octaviano y la gente de Regatas enloqueció ante lo que consideró una injusticia. Los integrantes del banco de suplentes ingresaron al campo de juego y todos rodearon al árbitro Mansilla, un par de jugadores lo agredieron, el árbitro cayó al piso, y a pesar de la llegada de la policía muchos le reclamaban a viva voz y otro seguían con el intento de agresión, entraron algunas hinchas, por fortuna muy pocos, otro jugador le pego a Mansilla cuando se retiraba custodiado por la policía, un hincha le pego a Lorenzo Ortíz ¿?, uno de los asistentes, todos insultaban, en la zona de cabinas un nene lloraba desconsoladamente, parte de la gente de Regatas se fue tirando piedras hacia la cancha, zona de vestuarios y las cabinas de transmisión, la policía comenzó a tirar balas de goma, en un rincón, ajenos a todo, los jugadores de Rojo intentaron un tibio festejo, la verdad, con ese tristísimo final, no había nada para festejar. Mansilla se equivocó, cometió varios errores en el partido, sobre todo cometió el error de no señalar el tiempo de descuento, una vez marcado puede, si quiere y lo cree necesario, adicionar algún minuto más, pero nadie sabía hasta que minuto se jugaba, salvo los integrantes del banco visitante por lo que le había dicho el propio árbitro. El gol local cuando expiraba el partido, supuestamente fuera de la hora, porque nunca fue señalada, desato una reacción violenta, triste, lamentable. En un partido que había comenzado con una verdadera fiesta, con reconocimientos, para el “Piru” Fornillo y José Barraza, termino a los golpes. Se entiende el enojo, de ninguna manera se justifica la violenta reacción sobre el árbitro del encuentro. Foto: Gentileza Deportes Hoy.