23 de marzo de 2022

Jornada de la Memoria, por la Verdad y Justicia

El CENS (Centro Educativo de Nivel secundario para adultos) extensión Villa General Savio fue el lugar donde Luis Onofri, hijo de Ana Soffiantini detenida, en la EX ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) en la ciudad de Buenos Aires y Hugo Onofri, detenido, desaparecido y luego comprobado que fue asesinado en los denominados “vuelos de la muerte”, arrojado al Río de La Plata contó su historia de vida. Luis junto a su hermana María, estuvieron detenidos en la ex ESMA durante al menos nueve meses y posteriormente fueron entregados a sus abuelos en Villa Ramallo por el Capitán Alfredo Astiz. Su madre estuvo más tiempo detenida en el centro clandestino de detenciones que utilizó la Junta Militar y debió padecer la tortura y otros tipos de violaciones a los derechos humanos.

 

La invitación fue realizada por la Directora del Establecimiento educativo Griselda Herleim en la localidad de Sánchez donde casi un centenar de alumnos escucharon el relato y fueron realizando preguntas a Onofri sobre cómo fue la vida después de aquellos años tan difíciles tanto para él, su hermana y su madre. La actividad que estaba enmarcada en las vísperas del Día de la Memoria dio lugar a que se pudiera intercambiar miradas sobre la última dictadura militar y el impacto que tuvo en la sociedad.

Luis, es Psicólogo, trabaja de su profesión y siempre que puede buscar generar conciencia sobre la importancia de vivir bajo el estado de derecho y con garantías constitucionales. Los alumnos de CENS –todos adultos-- previamente estuvieron trabajando sobre el tema y generando sus propias preguntas y análisis sobre los años más oscuros que atravesaron a la historia Argentina.

Centro Clandestinos de Detención

Onofri explicó que “el sistema de desapariciones forzadas instaurado en la Argentina por la última dictadura militar (1976-1983) se basó en el funcionamiento de más de quinientos centros clandestinos de detención (CCD) en todo el país. Su propósito, en el marco de la campaña de represión clandestina dirigida por la dictadura fue, por un lado, posibilitar el ejercicio de la tortura por un tiempo indefinido para intentar obtener de los detenidos y detenidas informaciones a ser utilizadas con el fin de destruir a las organizaciones revolucionarias y a sus militantes, y, por otro lado, efectuar eliminaciones clandestinas de las personas secuestradas, ocultando sus cuerpos para intentar evitar –justamente por su condición secreta– cualquier denuncia internacional o demanda”.

Luego dijo “la ESMA, en un predio de 17 hectáreas en plena ciudad de Buenos Aires, funcionó uno de los CCD más activos del período dictatorial. Se calcula que por allí pasaron 5.000 detenidos-desaparecidos y sobrevivieron menos de 2000. El sistema de aprehensión y cautiverio se iniciaba con el secuestro, la tortura y la reclusión en la que se mantenía a las personas inmovilizadas y encapuchadas en el tercer piso del Casino de Oficiales, en la zona denominada “Capucha”. En el sótano se practicaban torturas y en el altillo –al que se denominó “Capuchita”–se mantenía cautivas a las personas secuestradas por otras fuerzas. El tránsito entre el sótano y el tercer piso, esto es, entre la tortura y la inmovilidad, fue constante para los secuestrados, especialmente en los primeros días de cautiverio. El cuerpo de los detenidos-desaparecidos, engrillado, encapuchado, llevado y traído como un objeto, desfigurado por los tormentos, era sometido a un proceso de desaparición de la identidad”

Por último contó que “para esconder lo que sucedía, los secuestrados fueron en algunas ocasiones sacados de la ESMA y llevados transitoriamente a otro lugar de reclusión. El episodio más conocido se produjo en septiembre de 1979, con la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA. Esta comisión visitó la Argentina para investigar una gran cantidad de denuncias sobre violaciones a los derechos humanos realizadas en el exterior. Varios centros se levantaron o cerraron entonces. En el caso de la ESMA, se vació el Casino de Oficiales: los secuestrados fueron llevados a una isla en el Delta33 y las instalaciones fueron reformadas (se quitó el ascensor, se tapó una escalera, entre otras modificaciones) para que no coincidieran con los detalles del lugar descriptos en denuncias internacionales”.


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