26 de enero de 2021

Una historia de esfuerzo, superación y amor por la vida y el deporte

Por Miguel Villalba


La historia de Adrián Acevedo es una de esas historias de superación y esfuerzo. Es una de esas historias que replican sobre muchos y más en estos tiempos de pandemia. Adrián dialogó este martes con Estación Macondo, contó como vive el día a día y como se entrena en busca de nuevas metas.

Adrián atiende al equipo de la Radio que lo llama y se toma unos minutos del entrenamiento que realiza por el acceso de la localidad de El Paraíso donde sale a trotar: "la ruta está muy buena y aprovecho para entrenar" comienza diciendo Adrián luego agrega, mi señora o mi hijo me acompañan en el cuatriciclo mientras voy corriendo atrás con una soguita. Esto lo implementamos así para poder entrenar". 

"Me estoy entrenando para la carrera del 26 de febrero, la otra es en el CENARD y de ahí me tengo que ir a Entre Ríos donde hay una competencia el otro fin de semana" explica contando todo lo que se le viene a este deportista no vidente. 

"Me preparo para los 1500 mil metros para competir en velocidad" remarca. 

Adrian Acevedo perdió la visión en el año 2003 en un accidente, tenía 14 y la llegada de los 15 años lo encontró en un hospital : "pasé de ver bien a no ver nada, y bueno gracias a la familia me dedique al deporte y fue lo que me permitió salir adelante".

"Gracias a Dios tuve una oportunidad más y la vida es una sola y hay que disfrutarla" reflexiona Adrián. 

En el dialogo Adrián nos va a contar que en el año 2008 jugó con los Murciélagos ( selección masculina de fútbol para ciegos de Argentina) después dará cuenta de todos los deportes que práctico. 

Nació en Tigre, vivió en Don Torcuato, formó una familia y tiene un varón, Lautaro de 10 años, Melina de 5 y Nahiara Celeste de 4 años. 

"Llegué a El Paraíso, por la pandemia, le pedí a mi viejo si me podía prestar la casa y hace un tiempo que estoy acá. En principio nos íbamos a quedar entre 15 y 20 días y acá estamos. Acá hay libertad para que los chicos jueguen en el parque y hay libertad para que yo pueda entrenar" relata. 

Unos minutos después contará su vínculo con el club Independiente: "Yo estoy en el seleccionado nacional de atletismo de 500 metros. Le debo mucho a la cascada. Le digo a mi hijo vamos a nadar a la cascada y me encuentro con dos personas, Hernán y Walter que están en el lugar y ellos me dijeron si no me interesaba representar al club y realmente me puse muy contento. Estaba muy bajoneado en ese momento, y cuando conocí a estos señorres, gracias a Dios, volví a entrenar duro. Los hermanos Sebastián y Nicolás Llano de Ramallo me habilitaron un kayak para que pueda andar y el club un gimnasio para pesas, y la canchas para que pueda correr en diagonal. Gracias a todos me pude volver a entrenar".

"Siempre digo hay que darle para adelante, la vida es una y hay que disfrutarla. Siempre hay un motivo. Me parece también que se puede motivar a otras personas. Siempre hay una oportunidad en la vida. Más allá de las cosas que pasan. Hay que seguir. Son pruebas que pone la vida" remarcó.

"Estoy muy agradecido con el club Independiente que me abrió las puertas, hoy gracias a ellos puedo entrenar de otra manera, es muy valorable" resaltó. 

Por último dijo "si hay otra persona no vidente que necesite ayude que se acerque, todo se puede hacer, que se acerque que lo podemos ayudar". 


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