No olvidemos el Preámbulo
En los últimos tiempos en la argentina se ha posicionado el debate en torno a los derechos individuales y colectivos, un tire y afloje dentro de una sociedad netamente segmentada, partida y confrontada, con un estado evidentemente vulnerable, que solo observa y en algunos casos demagógicamente permite que la sangría aumente.
Sobran ejemplos para destacar de qué forma nuestra sociedad se va resquebrajando bajo un conflicto que no conduce a nada. Se debate sobre derechos e intereses fuera del marco legal arengados por personajes nefastos, falsos líderes que se creen dueño de la verdad absoluta y cuya única intención es mantener vivo el confrontamiento para seguir conduciendo el rebaño de una manera ilógica y con consecuencias indescifrables. -
Está claro que el derecho a la propiedad se extiende más allá del ámbito legal, y repercute directamente en el plano económico y en la seguridad individual. la propiedad privada y la vivienda digna son de los primeros reconocimientos del estado de derecho y por ello deben ser protegidos. por lo tanto, el primer error es que colisionen, o que se pretenda poner a uno sobre otro de acuerdo al interlocutor que actué en cada parte.
Concretamente se trata de dos derechos consagrados por la Constitución Nacional en los artículos 14 y 17, pero además ambos se encuentran sostenidos y refrendados por tratados y declaraciones y convenciones de derechos humanos. en este marco es imposible encontrar una solución al conflicto a partir de las visibles y detestables actitudes de personas que especulan en su propio beneficio, alentando el delito tal como se ha visto en los medios.
La propiedad privada y la vivienda son dos derechos humanos, que como tales apuntan a garantizar la dignidad de la persona, de allí que en tanto y en cuanto no se busque arribar a una solución armónica que concilie el efectivo goce de todos los derechos en juego seguiremos parados en la misma ruta. Debemos abandonar las banderas que la fuerza supera al dialogo. es necesario ser responsable en los mensajes que dejamos y en ello incluyo desde las autoridades hasta al santo pontífice, no se puede pretender pacificar alentando a que ciertos sectores actúen fuera de la ley.
Es imprescindible apostar a la unión, al dialogo, a la crítica constructiva, debemos aprender a ceder, a compartir, a no huir al debate, todos debemos consensuar acciones destinadas a garantizar los derechos en pugna. Resulta imposible permitir o alentar que por medio del delito distintos grupos agresivos, alentados por algunos personajes que se empoderan con estos hechos, accedan a una propiedad privada. El derecho a la elección de residencia no es un derecho absoluto que habilite a ocupar cualquier vivienda, debe ejercerse dentro del respeto a la ley y a los derechos de los demás. (igualdad ante la ley).
A nadie le escapa que más del 40% de la población se encuentra bajo la línea de pobreza sin trabajo ni vivienda. pero la solución no pasa por las ocupaciones ni usurpaciones. no podemos caer en el facilismo de hacer delinquir a los pobres bajo falsas expectativas. El problema habitacional empeorado por las recurrentes crisis económicas agravadas por la pandemia, debe ser resuelto por consensos políticos y sociales que se traduzcan en planes de crecimiento y en el desarrollo de herramientas que garanticen el acceso a una vivienda digna. las autoridades disponen de un amplio margen de apreciaciones para adoptar disposiciones en materia social y económica.
No es necesario ni normal que acceso a una vivienda digna se concrete por el uso de la fuerza o buscando justicia por mano propia, existen una cantidad de variantes para evitar tal circunstancia. el Estado posee una gran cantidad de inmueble y tierras fiscales ociosa que pueden ser afectados al sistema productivo, del mismo modo existe la posibilidad de lograr junto a privados, poder intervenir en forma conjunta en beneficio de las partes.
Sinceramente no me interesa proponer esta línea de pensamiento sin llevarlo al terreno local. es que, si bien el debate viene de arrastre o decantando desde nación y provincia, yo soy ramallero, y me angustia vivir en una sociedad fragmentada donde no respetamos la posición del otro, prejuzgamos o ponemos obstáculos y lanzamos criticas sin fundamentos para hacer pesada la gestión. Este es un lugar único que cuenta con todos los recursos, donde la vida debería ser placentera y sin embargo nuestro egoísmo nos lleva a lesionarla. Es inadmisible y vergonzoso que desde hace años no exista un acuerdo respecto del código de ordenamiento territorial. está claro que ha sido desafortunada la forma en que se ha tratado o mejor dicho destratado una ley tan importante. Son tantas las enmiendas y los agregados que tiene, que a esta altura hasta es difícil su análisis, tal vez lo más conveniente sería dar vuelta la página y empezar de cero. Aclaro que nadie se saque el poncho, todos somos responsables por acción u omisión.
En este escenario se requiere imprescindiblemente un consenso social de todas las organizaciones, un pacto político en el que se dejen de lado las chicanas para encontrar la solución de todos los intereses en juego, no podemos seguir haciendo leña del árbol caído en cuestiones de extrema sensibilidad y necesidad tales como el derecho a la propiedad privada, a la vivienda digna, a trabajar, a ejercer toda industria licita, a vivir en un ambiente sano, o a la salud. Definitivamente debemos entender que todas estas cuestiones merecen el mismo respeto sin antinomias. entendamos que su tratamiento se encuentra estrechamente vinculado no solo dentro delos derechos económicos y sociales, sino también a la libertad política que nos brinda la democracia, y que se tutela en forma conjunta con la constitución nacional. -
Ramallo requiere definitivamente de una dirigencia y de representantes de entidades y organizaciones que exhorten a la pacificación y a la adopción de medidas eficaces que permitan revertir la situación social, dentro del marco legal. Por ello apelo a que aquellas personas a las que realmente nos interesa y defendemos el sistema democrático y republicano, mas allá de cualquier bandera política, podamos juntarnos en nuestro pago chico, para definitivamente constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.-
*Subsecretario Legal y Técnico de la Municipalidad de Ramallo