Todos por Ramallo
En la noche del domingo 30 de octubre de aquel lejano 83, en Ramallo todos festejábamos. Era la culminación de un día histórico, los argentinos recuperábamos la democracia, después de años de oscuridad dictatorial.
Aún recuerdo los rostros y las conversaciones de aquel día en las calles y en las escuelas donde se sufragaba, contenían mucha alegría y depositaban en la posibilidad de elegir a sus representantes la esperanza de convivir con justicia, libertad y bienestar.
Raúl Alfonsín era electo Presidente. Alejandro Armendariz Gobernador. Balito Romá Intendente. Radicales y Peronistas nos confundíamos en saludos, felicitaciones y compromiso de trabajar juntos por Ramallo.
Los meses previos, mostraban localmente el clima de fraterna relación. Los cuatro candidatos a intendente nos respetábamos afectuosamente, la federación agraria y los centros de comercio realizaron varios debates públicos que lo corroboraron. Siento muy edificante haber compartido con Eduardo Goenaga, Hugo Chiappari y Raúl Romano esos tan buenos momentos.
El lunes 31 había que empezar a plasmar en hechos las promesas y los compromisos asumidos, y ahí tal vez radica el valor simbólico del encuentro con mí amigo Miguel Torello, esa mañana para ratificar la nueva y necesaria forma de convivir.
Fueron tiempos difíciles para el gobierno nacional, el juzgamiento a las juntas militares, la sublevación de semana santa, el plebiscito sobre el Canal Beagle, la crisis de la deuda, eran situaciones lo suficientemente complejas que jaqueaban la democracia y requerían compromiso de unidad.
En tanto Ramallo necesitaba crecer en obras de infraestructura básica, agua, cloacas, gas, desagües, telefonía, pavimentos, viviendas, y éramos conscientes que solo con un trabajo mancomunado se podía avanzar.
Todos los lunes al medio día, nos reuníamos con el presidente del Concejo y los presidentes de cada bloque para analizar la agenda de la semana. En la relación con el gobierno provincial, nos comprometimos con los concejales del radicalismo a compartir las gestiones. Mientras en otros municipios la pelea política se daba por la ejecución de los programas sociales, aquí acordamos sin inconvenientes la implementación del Plan Alimentario Nacional.
Aquel tiempo político, tal vez no deba ser comparado con la actualidad, pero sí creo necesario resaltar, los valores del inicio democrático, por el desde donde veníamos, lo pensábamos como la llegada de la primavera después del crudo invierno dictatorial, eran tiempos de recuperar la convivencia armónica, la libertad para expresarnos, crecer en libertad, de ampliar los márgenes de la cultura popular, de progresar en servicios y obras.
Debíamos intentarlo y nos sentimos muy acompañados por el Gobierno Provincial, que en un marco de dificultad económica, siempre nos apoyó.
Desde hace tiempo sostengo que los hechos son difíciles de evaluar en el presente, que se necesita el paso del tiempo para ponerlos en contexto y darle valorización objetiva.
A treinta y cinco años, siento la necesidad de rescatar en valor a la dirigencia del 83, a los dirigentes de todos los partidos, a los concejales y consejeros escolares, a quienes me acompañaron en la gestión y a los empleados municipales, que mas allá de particularidades, fuimos capaces de escuchar el mandato popular de sana convivencia política para el imperioso y necesario crecimiento de un Ramallo sumamente postergado.
*Intendente del partido de Ramallo en la vuelta de la democracia 1983-1987