Rusia, de tovarich a una relación lejana
Por Silvia Naishtat
Ya se sabe lo que significó en términos de divisas para la dictadura exportarle granos a precio de oro a la entonces Unión Soviética. Corría 1980 y gracias al embargo de EE.UU. en castigo a Moscú por la intervención militar a Afganistán, Argentina le enviaba de todo. Por entonces, llamar tovarich a los jefes que decidían en Moscú, parecía lo más natural del mundo para la junta militar. El comercio bilateral escaló a los US$ 5.000 millones pero luego se fue desvaneciendo a los US$ 810 millones actuales. La URSS dejó de existir en 1991 para dar paso a esta Rusia que alberga al Mundial y que están descubriendo nuestros hinchas. Eso sí, en cuanto a los nexos económicos la relación del país de Tolstoi con la Argentina es de “extrañeza”, de acuerdo al experto Hernando Kleimans.
Cuentan que al supremo Vladimir Putin le llevó varios años digerir el plantón de Néstor Kirchner el 27 de junio de 2004 cuando lo esperó un par de horas en el aeropuerto de Moscú. Mauricio Macri intentó remontar, pero para Kleimans, se necesita “pegar un salto de calidad. Pasó el feliz y tranquilo tiempo de nuestros suministros de carne de manufactura o de trigo. Hoy, Rusia, además de los enormes adelantos tecnológicos, es una de las mayores exportadoras de cereales del planeta y trabaja intensamente para obtener un rodeo de excelencia en ganado vacuno”.
Un dato: el vice primer ministro a cargo de agricultura es Alexei Gordeyev, de 63 años, que aboga por una Opep de los granos. El año pasado logró una producción récord de 135 millones de toneladas. Dimitry Patrushev, de 40 años e hijo del secretario de Seguridad ruso, es el ministro y tiene a disposición el Banco Ruso de Agricultura con créditos y promociones para multiplicar aún más las cosechas. En ese marco, Kleimans sostiene que Argentina tiene toda la tecnología necesaria para dotar a Rusia en su agroindustria de productos de alta calidad. “Somos el respaldo que Rusia requiere para posicionarse en los mercados euroasiáticos”, sostiene. Otro camino a explorar es el área de energía y de hidrocarburos. Aseguran que hay bancos dispuestos a prestar como el VEB, el Gazprombank o el VTB. Claro que los rusos exigen la participación de empresas de su país en proyectos conjuntos.
La administración Macri buscó un nuevo tipo de relación con Putin y en la que fue una avanzada, en noviembre viajó el canciller Jorge Faurie, quien junto a su par Serguéi Lavrov buscaron una asociación estratégica. El último enero Macri realizó su primera visita oficial a Moscú y logró habilitar 25 empresas que se sumaron a otras 28 para la exportación de pescado en todas sus formas y huevos fértiles que contienen a los pollitos bebé. Y se fijaron, por fin, requisitos fitosanitarios para venderles frutas. La gira de Macri despertó un entusiasmo que se midió en la asistencia de los zares de los negocios ferroviarios, mineros y energético al desayuno de trabajo. Después la siguió el Secretario de Relaciones Económicas Internacionales Horacio Reyser.
Hasta ahora, lo más significativo son los acuerdos entre la estatal Trenes Argentinos y los Ferrocarriles Rusos. Se esperan inversiones en los Talleres Ferroviarios Maldonado en Bahía Blanca y la recuperación del tren Norpatagónico, entre otros proyectos. En el sector portuario se aguarda un decreto de María Eugenia Vidal para obras en el puerto de Ramallo, a cargo de la firma URALMASH y con financiamiento de Gazprombank. En este ínterin TMH, la mayor empresa de ferrocarriles rusos se instaló en el país. Ganó una licitación clave. Y fue el propio Macri a inaugurar los talleres ferroviarios en Bragado que puso en marcha tras un desembolso de US$ 3 millones. El presidente de la empresa rusa, Andrei Bokarev vino especialmente para la ocasión.
Fuente: Clarín