Franco Gatti: pasantía en la CIDH
Por Claudio Pairoba
Franco Gatti es docente-investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Graduado con el mejor promedio de la carrera, Franco ya se interesaba por la temática de los Derechos Humanos durante su época de alumno, cuando se postulaba a la beca del Consejo Interuniversitario Nacional. Esta inquietud también se manifestaba en su iniciativa para la creación de un centro de estudiantes en su escuela secundaria, algo inédito en su Ramallo natal.
En el mes de febrero Franco se enteró de que había sido seleccionado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para realizar una pasantía profesional por cuatro meses en Costa Rica.
¿Cómo surge la posibilidad de hacer una pasantía en la CIDH?
A través de un vínculo constante con el sistema interamericano, así como de la lectura de los instrumentos y la jurisprudencia del sistema. También teniendo en cuenta el rol trascendental que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tiene en esta materia en nuestra región. Yo ya había tenido una experiencia en Europa por dos meses, por una beca para hacer un curso de DDHH en Otzenhausen, Alemania. Fui becado porque resulté ganador de una competencia nacional de litigio en DD.HH., junto con otra compañera. Aproveché el viaje y participé del Primer Congreso de Filosofía del Derecho para el mundo Latino, en Alicante.
Al regresar decidí aplicar al programa de pasantías, para lo cual necesitaba dos cartas de recomendación que me fueron entregadas por Nestor Sagües y Erika Nawokczyk (secretaria de ciencia y tecnología de la Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Rosario). Previo a eso uno tiene que ingresar a una página online donde hay una especie de evaluación de algunos contenidos elementales del sistema interamericano. Después se envían los antecedentes académicos, fundamentalmente en al área de DDHH. Yo tenía el antecedente de la beca CIN, que estaba vinculado con este tema. También las ayudantías de cátedra. Apenas me recibí en el 2015 fui nombrado jefe de trabajos prácticos en materias vinculadas.
¿Cuándo comienza tu interés por esta temática?
Fui presidente del centro de estudiantes de mi escuela secundaria, la Escuela de Educación Técnica No. 1 Bonifacio Velázquez. La Fundación Loma Negra, instalada en Ramallo, convocaba a instituciones de la sociedad civil a presentar proyectos de compromiso social. Nosotros, como centro de estudiantes, no teníamos personería jurídica ni ninguna organización formal pero queríamos participar igual. Lo hicimos a través de la cooperadora de la escuela. Presentamos un proyecto y fuimos los únicos ganadores en Ramallo. El proyecto apuntaba a crear un cine móvil, ya que en la localidad no hay cines, para llevar el cine a los barrios, jardines de infantes y escuelas secundarias pero con contenido educativo. Por ejemplo, se organizaba un debate el 24 de marzo en torno a la memoria, la verdad y la justicia, y pasábamos una película. Ahí ya comencé con los proyectos que en la universidad se denominarían de extensión.
Toda esa experiencia me sirvió para complementar o asumir al Derecho en su rol de un discurso que tiene que tener un sentido puramente social. Esto que parece una obviedad, no es algo asumido totalmente por la academia ya que la mayoría se centra en el Derecho identificado con las normas. Con todo ese bagaje ya tengo un perfil construido en torno a vincular la academia con la sociedad y la protección de los DD.HH.
Imagino que la selección es muy competitiva.
Yo estaba aplicando como abogado, no como estudiante, para la instancia de visita profesional. O sea que mi competencia directa son otros abogados no solo del continente americano, sino de otros países como Francia y España. En febrero la persona encargada de las pasantías y de visitas profesionales me comunica que había sido seleccionado. Luego llegó la carta del secretario de la corte indicando las funciones y el período en que debo participar.
¿Esta oportunidad implica una inversión económica de tu parte?
Así es. El tema es que el programa es muy competitivo a pesar de no cubrir ningún gasto. La ventaja es que si vos ingresás como abogado participás directamente de los casos que está tratando la corte en ese momento. En mi caso también participaré de las sesiones ordinarias de mayo y agosto. Si se organizara alguna sesión extraordinaria entre ambos períodos, también participaría. Por esa razón apliqué al programa AVE de la universidad para ver si al menos puedo cubrir el pasaje. A pesar de la cuestión económica es una oportunidad que no se puede desperdiciar, algo que también me han dicho colegas.
¿De quién depende la CIDH?
Podemos hablar, a nivel global, de dos grandes sistemas de protección de DD.HH. que tienen impacto en la Argentina. Un sistema universal de Naciones Unidas y otro regional que es el sistema Interamericano de Protección de DD.HH. Este último es el sistema de la Organización de Estados Americanos. Tiene en materia de derechos humanos, dos órganos fundamentales: la Comisión Interamericana de DD. HH. que pertenece a la OEA y la Corte Interamericana de DD.HH. que, si bien forma parte de ese sistema, es un órgano creado por la Convención Americana que es el llamado Pacto de San José de Costa Rica. La Corte es un órgano jurisdiccional que aplica e interpreta ese pacto específicamente. Si bien la corte interamericana es un ámbito formal, tiene consecuencia directa sobre la vida de las personas.
¿Cómo es el mecanismo para la presentación de una denuncia?
Primero se tiene que recurrir a la Comisión Interamericana, la cual evalúa la admisibilidad de la petición, le da derecho de defensa al Estado y demás, y luego, si no se resuelve en esa instancia, puede elevarlo a la Corte Interamericana. Esa ya es una instancia jurisdiccional: una corte integrada por siete jueces donde se tramita un proceso que tiene algunas similitudes con un proceso interno pero que es distinto en la lógica de funcionamiento porque las partes son la comisión interamericana y el Estado demandado. Las presuntas víctimas tienen una participación muy importante pero las partes son esas. Luego, cuando la Corte dicta la sentencia, para el Estado es de cumplimiento obligatorio, ya que se sometió voluntariamente a la jurisdicción de la Corte cuando firmó el tratado. La única posibilidad de no cumplir es retirarse pero lo tiene que hacer con determinadas formalidades y eso surge efecto un año después del retiro. Esta convención es muy rica en materia de derechos y ha ido evolucionando como medida interpretativa hasta sentencias muy progresistas. La Corte Interamericana es de las más progresistas del mundo, más que el Tribunal Europeo.
¿Como se compatibilizan las decisiones de la CIDH con la soberanía de los Estados?
En un fallo de la corte, uno va a encontrar la acusación de los derechos que se le imputan violados al Estado y la defensa del mismo siempre con una referencia a la soberanía. Se argumenta que la corte no puede inmiscuirse en cuestiones de derecho interno por la soberanía. Pero ese concepto de soberanía de Bodin, el concepto clásico de los Estados como soberanos absolutos, a partir sobre todo de la segunda posguerra mundial fue cediendo. Esto se debió a que existió una ambición de los Estados de garantizar la no repetición de esos crímenes que se habían cometido durante la II Guerra Mundial. Para garantizar esto necesariamente suscribieron tratados con organismos internacionales y cuando uno participa del orden internacional de esa forma, cede una cuota de soberanía. Tiene que ver con el compromiso de cumplir con lo que se acordó en la sede internacional. Desde la Filosofía, que también es mi área de trabajo, hay muchas críticas para hacerles a los tratados internacionales y a los organismos. No es lo mismo la participación que puede tener la Argentina en la elaboración de un tratado que la que puede tener un país europeo o los EE.UU., considerando que el tratado después debe ser cumplido por igual.
Recientemente hubo un fallo donde se puso en juego el tema de la soberanía.
Tenemos un fallo muy reciente (febrero de 2017) de la Corte Suprema argentina donde hay un retroceso muy importante en cuanto al vínculo Corte Suprema y Corte Interamericana. Es el fallo Fontevecchia-Damico. Recordarás cuando se empezó a difundir la idea de que el ex presidente Menem tenía un hijo extramatrimonial y sale esto en revista “Noticias”. Se inicia una demanda contra Fontevecchia y Damico, en el ámbito interno, por violación de la intimidad. Son condenados, con condena ratificada por la Corte Suprema. Ellos recurren a la Comisión y llega el caso a la Corte, la cual dice que por ejercicio de la libertad de expresión, sobre todo vinculado a una figura pública, al ponderar la cuestión de los derechos debía primar la libertad de expresión por sobre la intimidad. Y se condena a la Argentina por la violación de esta libertad, ordenándosele que se le pague indemnización a ambos demandantes y que se deje sin efecto la sentencia que se había dictado en el orden interno. La Corte Suprema, con esta integración nueva, dijo que no iba a dejar sin efecto la sentencia porque había un exceso en la competencia de la Corte Interamericana, ahí está presente la idea de la soberanía. Yo digo que esto es un retroceso ya que en la composición anterior de la Corte estaba totalmente asumido que las sentencias de la Corte Interamericana son obligatorias para todo argentino. Por eso, el fallo Fontevecchia-Damico nos hace reflexionar sobre cómo va a seguir el vínculo entre la Corte Suprema y la Interamericana.
¿Habría algún criterio general para proceder?
Mi idea es que es importante seguir los criterios de la Corte Interamericana pero tampoco a los extremos de abandonar la idiosincrasia. Muchas veces esas pautas interpretativas que se forjan en el ámbito internacional tienen la ambición de ser universales, pero sabemos que no es así. Generalmente son eurocéntricas o tienen esa cuestión tan occidental que olvidan las cuestiones de los pueblos originarios o las prácticas de algunos Estados que son ancestrales o consolidadas en la historia. Mi posición sobre los DD.HH. es tratar de que se pueda construir un diálogo entre ese criterio internacional y la realidad local. Siempre y cuando esta no sea un argumento para violar DD.HH.
¿Cómo fue la experiencia con la beca CIN?
Fue muy importante porque siempre tuve la intención de ingresar en el terreno de la investigación, lo cual me parecía un poco lejano. Yo entiendo a la investigación en el ámbito del Derecho como una alternativa para construir. Orienté la beca al análisis de los DD.HH. en el discurso político. Mi proyecto para la beca CIN tuvo lugar en el marco de un proyecto de investigación que ya se desarrollaba en la facultad y que me parecía interesante para analizar como dialoga la cuestión política con la jurídica. Se puede ver hasta que punto el emisor, en este caso de discursos presidenciales, conoce el contexto jurídico, cómo entiende a los DD.HH. Hay discursos donde estos derechos están totalmente identificados con violaciones o crímenes de lesa humanidad. Hay otros donde se introducen a los DD.HH. desde la perspectiva de los derechos sociales, económicos, culturales. Esto tiene su repercusión en el rol de los medios de comunicación y la recepción por parte de la sociedad.
La beca tiene por objetivo estimular las vocaciones científicas.
Justamente fue importante para introducirme en el camino de la investigación y también a contribuir en aportar una mirada que no estaba tan desarrollada en cuanto a cuál es el impacto del discurso sobre DD.HH. en la sociedad. Es una experiencia que recomiendo enfáticamente y estamos trabajando para que se difunda en el ámbito de la facultad. Creo que el Derecho se construye en las aulas, en los centros de investigación y en la calle también. En contra de la mirada reproductivista, creo que el alumno tiene que tener un rol protagónico en la construcción del discurso y la investigación es el camino.
¿Esa experiencia inicial te guió en la investigación posterior?
Así es. He presentado un proyecto como director, con la co-dirección de Erika Nawojczyk. En este proyecto participan once estudiantes. Incluso hay un diálogo interdisciplinario con una docente de ciencias de la educación que actúa como asesora. El objetivo es analizar el discurso educativo en los tres primeros años de la educación primaria, desde la perspectiva de los DD.HH. Por ejemplo, si vos abrís un manual de primer grado, en la primera página tenés al varón que juega a la pelota. Desde ahí en adelante está toda la construcción del prejuicio, en materia de género, derechos laborales, etc. Estoy muy ansioso por saber cuál es la respuesta de niños que están en los primeros años de la educación primaria para los casos en los cuales se les introduzca alguna mirada distinta.
A título personal
- Docente de Introducción al Derecho, Filosofía del Derecho y Derecho Internacional de los DD.HH. – Facultad de Derecho – Universidad Nacional de Rosario
- Título proyecto beca CIN: “Los DD.HH. en el discurso político argentino de los últimos treinta años. La trascendencia asignada y su fundamento ideológico”.
- Título del proyecto de investigación: “Los DD.HH. en la bibliografía del primer ciclo de la educación primaria”.
- Proyecto de voluntariado Secretaría de Políticas Universitarias. “Aprendiendo a leer los derechos”. En vínculo con la Escuela de Educación Técnica No. 1 Bonifacio Velázquez de Ramallo.
Fuente: http://www.unr.edu.ar/noticia/11172/franco-gatti-pasantia-en-la-cidh