Una orquesta que nació del sueño compartido

En Villa Ramallo, donde antes funcionaba el taller de diseño del recordado Roberto Blanco y su esposa, hoy las paredes respiran música.
Allí nació Hudbu, un espacio de formación que tiene como objetivo central conformar una orquesta, y que en poco más de un año y medio se convirtió en un punto de encuentro para chicos, jóvenes y adultos.
“Queríamos hacer una orquesta y armamos una orquesta”, resumió la profesora Evangelina Rodríguez, una de las impulsoras del proyecto, junto a Mariana Blanco y Lucía Prokopovsky.
Lo que comenzó como una idea de enseñanza musical se transformó en una experiencia comunitaria que trasciende lo académico: es un lugar donde compartir, aprender y sentirse parte.
El taller, que alguna vez marcó tendencias en la moda local, ahora vibra con ensayos de violines, vientos y percusión. Evangelina recordó con entusiasmo la última presentación en el Centro Universitario de Ramallo: “Tuvimos una respuesta increíble. Somos 30 integrantes, desde niños de 7 años hasta adultos mayores. Todos encontraron un lugar”.
Hudbu es mucho más que un espacio de aprendizaje: es una comunidad. Cada ensayo suma nuevos desafíos, pero también reafirma la convicción de que la música puede unir generaciones y construir identidad local.
El próximo gran paso será el 1 de noviembre, cuando la orquesta se presente en el hotel costanero, en el marco de la muestra organizada por ArteAr.
“El proyecto hoy ha crecido y seguimos soñando”, confesó Evangelina, convencida de que lo logrado hasta ahora es apenas el comienzo.
La historia de Hudbu demuestra cómo la cultura puede reinventar espacios y resignificar la memoria de un pueblo.
Lo que antes fue un taller de costura familiar hoy es un escenario donde las notas musicales escriben una nueva historia colectiva.
Y en cada acorde, se escucha la fuerza de una comunidad que se atrevió a soñar en orquesta.