De Mérida a Ramallo: una venezolana reflexionó sobre la migración y la lucha por la libertad
Mary Flor Villavicencio llegó a Ramallo hace nueve años desde Mérida, Venezuela.
Su decisión de migrar no fue por placer, sino por necesidad: "Ramallo es una ciudad que le doy las gracias porque me permitió criar a mis hijos. Para mí fue una decisión de vida. Te cambia toda la vida, es difícil que no sientas el cambio, es difícil todo".
Dejando atrás a su familia en Venezuela, Mary Flor enfrenta las emociones de la distancia: "Toda mi familia está en Venezuela, me corto porque me emociona y me mueve. Si no tuviera a mis hijos, iría a Venezuela a luchar por la libertad de mi país".
Su deseo de que sus hijos crezcan en democracia es palpable: "Quiero que ellos vivan una democracia, en Venezuela no hay democracia, es una dictadura disfrazada".
La situación en Venezuela es un tema que la afecta profundamente.
"Mi familia está tratando de sobrevivir. Mi hermano murió porque no pudo dializarse, por ser opositor. Era médico, y murió, no pudo ser transplantado", remarcó.
Su dolor es evidente al recordar cómo las condiciones en su país han deteriorado la calidad de vida de sus seres queridos.
Al reflexionar sobre su vida en Argentina, Villavicencio reconoce que aunque dejó una vida estable en Venezuela, la situación política la obligó a emigrar: "Nosotros decidimos vivir en Argentina, y la Ramallo era la opción".
La desilusión con el gobierno de su país natal también es clara: "Yo creí en Chávez y no fue así, fue totalmente diferente y la gente que lo acompaña es la que está hoy. Lo peor que pasó fue la llegada de los cubanos a Venezuela y comenzó lo que es la dictadura que tenemos".
Con estas palabras, Mary Flor Villavicencio resumió la dolorosa realidad de la diáspora venezolana, su lucha interna por la libertad de su país y su agradecimiento a la ciudad de Ramallo, que se ha convertido en su nuevo hogar.