"Cuando se empezó a romper todo, ahí me di cuenta"
Por Miguel Villalba
La jornada comenzó como cualquier otra para Rubén Calderone, Julio Puchet, Rubén Ojeda Osvalvo Iommi y Gustavo Degliantonio, amigos de toda la vida que compartían la pasión por reunirse y pasar buenos momentos en una peña como tantas otras. Lo que prometía ser una tarde de camaradería y risas se tornó en tragedia cuando el helicóptero en el que viajaban sufrió un siniestro fatal.
Calderone y Puchet, visiblemente afectados, dialogaron con La Radio Ramallo para compartir los detalles de aquel fatídico vuelo. "Estamos muy tristes", expresó Calderone al inicio de la entrevista, revelando el profundo dolor que embarga a los sobrevivientes tras la pérdida de su amigo de toda la vida, Gustavo Degliantonio.
La tragedia en el Río Paraná se replicó en el orden nacional. "Con Gustavo nos conocíamos desde chiquito. Nos fuimos a comer a Rosario como lo hacíamos siempre. Nos fuimos en el helicóptero", añadió Calderone, evocando los momentos compartidos y subrayó la rutina amigable que precedió al fatídico vuelo.
El relato de Calderone también destacó los lugares visitados durante el recorrido, desde el almacén de Rubichini (Theobald) hasta la quinta en la que se encontraba el hijo de Calderone. Un viaje que transcurría entre risas y camaradería, explorando las bellezas naturales del río y sus alrededores, se tornó en una experiencia angustiosa cuando el helicóptero se estrelló en el Paraná.
"Pensé que era una broma", admitió Calderone, reflejando la desconcertante realidad del momento en que la aeronave comenzó a desestabilizarse. La última expresión de Degliantonio resonó en el aire, marcando un abrupto cambio de la diversión planeada a la tragedia inminente.
Almuerzo en Rosario y regreso a Ramallo
Los cinco amigos emprendieron un viaje rutinario, recorriendo lugares que solían visitar juntos. Desde un almuerzo en Rosario hasta un recorrido por las islas del Paraná, la tarde transcurría de manera apacible. Sin embargo, la tragedia se desató en un instante: "Cuando se empezó a romper todo, ahí me di cuenta", compartió Calderone, describiendo el momento crítico en el que la aeronave impactó.
La confusión y el desconcierto se apoderaron del grupo mientras el helicóptero se precipitaba hacia el río. "Pensé que era una broma", admitió Calderone, reflejando la incredulidad inicial ante la abrupta transformación de la tranquila jornada. La última palabra de Degliantonio resonó en la memoria de quienes sobrevivieron, marcando el trágico desenlace.
El relato de Rubén Calderone ofrece una ventana dolorosa a los momentos caóticos y desesperados que siguieron al accidente del helicóptero en el Río Paraná. "Gustavo lo perdí de vista, a Osvaldo Iommi lo perdí de vista, a Pepino, salió por atrás. Rubén Ojeda y yo estábamos sin atar. Yo sé que estaba en el agua. A Gustavo nunca lo vi", compartió Calderone, delineando el caos y la confusión en los momentos críticos.
"En el agua ell helicóptero hizo una cámara de aire. Charlamos con Ruben Ojeda. Y ahí sobreviví", relató Calderone, destacando la conversación con otro sobreviviente en medio de las aguas turbulentas.
La solidaridad y el heroísmo emergieron en medio de la tragedia. "Después vino una moto de agua, una pareja que fueron los primeros en ayudar. La gente de Ramallo ayudó toda cuando estábamos en el agua. Vino después el pibe de Saisi y González que me ayudaron mucho", añadió Calderone, subrayando el apoyo crucial de la comunidad local.
"Cuando me pude agarrar de la escalera de la lancha. Pepino estaba bien, Osvaldo y Rubén estaban bien. A Gustavo no lo vi, nos fuimos a la náutica. Costó darnos cuenta de lo que había pasado", remarcó Calderone, reflejando la incredulidad y el impacto emocional de la tragedia.
En una mesa de amigos que ahora se autodenomina "los sobrevivientes", Calderone expresó su agradecimiento al hospital y compartió la tristeza que envuelve a todos los amigos por la pérdida de Degliantonio.
La palabra de “Pepino” uno de los sobrevivientes
"Estoy muy triste por la muerte de Gustavo. Vivía más tiempo en la guardería que en mi casa," expresó Pepino Puchet, con voz quebrada, compartiendo el profundo pesar que lo embarga tras la pérdida de su compañero y amigo en el fatídico accidente del helicóptero Robinson 55. La guardería, un lugar que solía ser fuente de alegría y camaradería, ahora se convierte en un recordatorio doloroso de la ausencia de Degliantonio.
"Estaba siempre con él. Yo viajaba siempre con él. Quiero agradecerle al chico Delfante que nos ayudó, que ayudó a Osvaldo Iommi," continuó Pepino, destacó la solidaridad que surgió en medio del caos. La ayuda incondicional de aquellos presentes en el momento crítico se convierte en un rayo de luz en la tragedia, mostrando la resiliencia y la unión de la comunidad en tiempos difíciles.
"Gustavo no se descompuso, fue un error de cálculo. La verdad es que todavía no entiendo, te cuesta pensarlo como salí de esto. Gustavo queda abajo apretado cuando se lo lleva la corriente. Gustavo estaba vivo, demoramos siete minutos en dar vuelta el helicóptero. Rubén Ojeda le hace el RCP y no había vuelta. Tengo un dolor muy grande. Es muy triste todo esto ", concluyó Pepino, revelando la confusión y el dolor que persisten ante la trágica pérdida. La historia, contada en sus propias palabras, resalta la complejidad emocional y las secuelas profundas que deja un accidente de tal magnitud.