6 de mayo de 2023

Historias de pandemia: El alfajor ramallense que nació como un proyecto familiar llegó a Madrid

Lorena Garay y su esposo Wilfredo Mansilla comenzaron a hacer alfajores de Ramallo durante la pandemia para ofrecer algo diferente. Junto con sus hijas que manejan las redes sociales y el empaque crearon un negocio familiar que ha crecido mucho en los dos años que llevan vendiendo. Han enviado sus alfajores a Madrid, Chile, Catamarca, y Chubut. La producción es totalmente manual, aunque han comprado una bañadora de chocolate para mejorar el proceso.

La historia de los alfajores ramallenses es una bocanada de aire fresco en medio de tantas pálidas. 


Lorena Garay le contó a la Radio Ramallo sobre la producción de alfajores que nació en la pandemia, cuando todos pensaban qué se podía hacer, surgió esto el emprendimiento familiar. “Con mi marido nos preguntábamos qué podíamos hacer, algo que no hubiese acá en Ramallo. Y le digo alfajores para turistas. Y así nació, digamos, nos arriesgamos y bueno, hoy va creciendo nuestro negocio y va de a poquito, por suerte. No pensamos que iba a llegar a tanto, en noviembre van a ser dos años que nos largamos”, dijo. 


Luego agregó: “Mis hijas que son las que se encargan de las redes sociales y el packaging. Lara y Catalina. Pensamos para la caja una imagen bien de Ramallo, como es la manga ahí en el río.  La gente viene mucho a disfrutar el río. Por ejemplo, está una imagen de la cascada también. Entonces pensamos en los turistas, digamos, y se nos ocurrió esa imagen.


--¿Contame cómo llegaron a Madrid?-- preguntó La Radio Ramallo


--A Madrid… una familia de acá de Villa Ramallo que tiene parientes allá, nos dijo quiero llevarle a mi hermano a los alfajores y así fue, nos preparamos, se los mandamos. El chico nos conocía entonces nos mandó fotos, nos felicitó porque es espectacular el chico y así llevaron a Madrid, a Chile, a Catamarca, a Chubut. 
 

--¿Tienen un espacio, donde hacen los alfajores? ¿Cómo se organizaron para llevar adelante este emprendimiento familiar?. 


--Bueno, de a poquito nos fuimos armando. Primero fue ahí la cocina de casa y después de a poquito nos instalamos en una pieza, digamos, y ahí tenemos todo y vamos. El horno ya lo tenía yo, el horno industrial. Y de a poquito fuimos armando todo ahí en casa, la producción y nosotros también, organizándonos con nuestro tiempo, a pesar de que todos trabajamos. 


--¿Cómo fue encontrar el sabor?


-- Y yo venía haciendo esa receta y gustó por los sabores que tenía la masa. Y seguimos apostando a esa receta. Todo muy manual, todo. Desde hallar la receta. Todo, la masa, todo, todo. Así que bueno, después bueno, tuve la suerte de hacer el curso Raíces de la municipalidad que nos daba un apalancamiento (económico), salí tercera y la plata era destinada para para algo del emprendimiento y decidí comprar la bañadora de chocolate y eso me agiliza un montón, porque era todo muy casero, una cocinita con la ollita, así que por suerte de a poquito vamos creciendo. 

 


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